Pinchazo en el sprint final

Foto: @Merida_AD

Durante la semana sentí el vértigo de ser cuartos. Curioso. Todo el curso danzando entre cerca y muy lejos del objetivo, y ahora que conseguimos rozarlo con la punta de los dedos empecé a notar un cosquilleo diferente en el estómago. A temer que llegara el domingo. El domingo llegó, y cuando se fue se había llevado por delante gran parte de nuestras aspiraciones de eliminatorias. Éstas, se quedaron en Córdoba.

Lo hizo en un partido en el que el Mérida manejó registros distintos a lo habitual a domicilio. Jiménez sólo tocó una tecla en el once titular que había alineado el domingo anterior ante el Linares: Hugo Díaz por Cascón. El primer cuarto de partido nos mostró lo mejor del equipo. La presión alta comandada por los dos puntas y Álvarez sobre la salida de balón rival nos dio rédito continuo en forma de varias ocasiones de gol y desconcierto en la zaga del Córdoba. Esa presión conllevaba un riesgo inmediato y otro medio plazo. Empecemos por el que no se cobró, el inmediato. Al llevar la primera línea defensiva tan arriba, el filial, que dispone de futbolistas técnicos y veloces, podía plantarse en zona de tres cuartos con superioridad numérica. Además, la caída a banda derecha de Moha Traore le permitía la posibilidad de sembrar el terror en una zona que el Mérida defiende con un solo hombre. Pero el buen momento tanto de Pardo como de Marín sesgó esas dos opciones. A cambio, Díaz malgastó cuatro situaciones francas de gol en área rival. Demasiado bonito como para ser realidad. Porque, realmente, nuestros centrocampistas no disfrutaban de un día preciso en la conducción ni en el pase al hueco. La práctica totalidad de nuestras ocasiones procedían de robos en el último tercio de campo.

El riesgo a medio plazo de esa presión alta en la primera mitad apareció muy pronto tras el descanso. El equipo parecía desfondado, roto por la mitad. Cada futbolista rival disponía de dos segundos para recibir la pelota, levantar la cabeza, y tomar una decisión. Y el tiempo, en una categoría como ésta, es todo. Así vino el gol. Cada futbolista llegó tarde al cruce con su par, las ayudas no existieron y la sensación que quedó flotando en el ambiente fue de cansancio extremo. Y quedaban cuarenta minutos por delante… Afortunadamente, el filial también empezó a sentir ese cansancio, lo que, unido a la presencia de Pardo entre centrales y mucha gente combinando por dentro nos mantuvo en el campo rival en este último tramo de partido. Al Córdoba no le importaba. Su potencia en ataque le permitía albergar la opción de matar el partido a la contra. Ni una cosa ni la otra. El Mérida pecó de espesura de ideas y de piernas, y notó como cada minuto se hundía más y más en el fango de un resultado que fue incapaz de remontar.

Pesó más en el ánimo esa emoción de ver que se escapa el tren que llevabas tiempo esperando. Que has cerrado los ojos para descansar medio minuto, y ya se ha ido. Queda el último sprint. Un último esfuerzo.

@soloMeridaAD

Un comentario sobre “Pinchazo en el sprint final

  1. El comentario de esta semana es evidente, sólo queda ganar los 3 partidos restantes, no hay ninguna otra opción, un sólo empate en uno de los 3 partidos, nos queda fuera. Ahora bien, con los 9 puntos sumados estoy seguro jugamos la promoción de ascenso, porque a los demás les toca «matarse» entre ellos.

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